El mundo de la moto es especial, de emociones al límite. Un mundo en el que si entras, te engancha y ya no puedes, ni quieres, escapar.
La moto además de momentos de diversión y placer gracias a una manera de conducción incomparable al resto de vehículos, posee también muchas ventajas para el piloto: un bajo consumo y economía, servicios ya sea en montaña, carretera o ciudad, donde además nos aprovechamos de su reducido tamaño para circular libremente.
Por estos motivos y por muchos otros, nos encantaría que desde este blog consigamos enganchar a este mundo motero a algún que otro lector que dude si lanzarse o no de cabeza. Quizás incluso llegue el día que quiera comprarse una moto. Este post va dedicado para estas personas, e intentar proporcionarles algunas ayudas para escoger bien y poder disfrutar a tope de vuestra moto.
Más allá de cual sea la moto de tus sueños, debes tener en cuenta si eres novato, que una moto cuanta más potencia tiene, más difícil de dominar es, por ello os recomendamos empezar con una moto de pocos CV e ir subiendo poco a poco de categoría a medida que ganas experiencia y/o rodaje. Esto no es sólo para evitar problemas o desgracias, sino para poder disfrutar plenamente de la experiencia.
Por supuesto, sin querer echar atrás a nadie, la decisión de comprar una moto es una decisión muy importante. No sólo está el desembolso inicial para conseguirla, además hay que incluir gastos de mantenimiento, seguro e impuestos. Hay que hacer también unos “otros” extras que no comportan por ejemplo en la compra de un coche, como son la compra de casco, botas, guantes, mono, etc.
Quizás este tipo de gastos se te salga un poco del presupuesto. Siempre tienes la opción de comprar una moto de segunda mano, pero hay que tener varias cosas en cuenta: historial, que trato le ha dado su antiguo dueño, los percances que haya podido sufrir, etc. Por tanto hay que llevar a cabo un milimétrico análisis de la moto: neumáticos, frenos sean las pastillas o el disco, comprobar las suspensiones a realizar un recorrido poniendo un ojo en la cadena de transmisión, estado de la dirección, etc. Si lo ves muy complicado lo que puedes hacer es llevar la moto a un taller para que realicen la revisión por ti o pedirle la opinión a un profesional.
Por supuesto, aparte de aspectos mecánicos, no se nos puede escapar nada de la documentación: que esté al día en el pago de multas de tráfico, o que la documentación que nos proporcione su antiguo dueño se corresponda con los números del bastidor y del motor.
Con esta idea en mente, ya puedes empezar a ojear todas las opciones que nos ofrece el mercado, para convertirte en “moter@”.